viernes, 13 de julio de 2007

Un camino que nunca termina.

Esta semana, junto con la realización del certamen, se terminan todas las actividades del curso de Didáctica y Evaluación de la Especialidad. Se acaban todas aquellas largas e interminables tardes de lectura, esos trabajos realizados a contra reloj y aquellos fines de semana preocupado por realizar una reflexión sobre los temas tratados en clase para cumplir con lo dispuesto en la normativa del curso. Se terminan también esos días en los que parecía que sólo habían críticas para el trabajo que podríamos realizar en el futuro y no recibíamos alguna indicación que nos sirviera para realizar mejor nuestra labor.
Aunque creo que no acaba de la mejor manera, debido a la última evaluación que realizamos, el certamen. Pienso que este fue demasiado extenuante dado a la cantidad de textos y folletos que debíamos leer, pero no sólo por la cantidad de estos, sino por la cantidad y complejidad que tenían los conceptos que en ellos aparecían.
Sin duda que lo que vimos y revisamos durante el curso, va a ser necesario en nuestro actuar dentro de un aula, como lo es la transposición didáctica, semiosis y pensamiento, los obtáculos que pueden tener los alumnos, etc etc etc, pero la experiencia que aún nos falta obtener, es lo que nos hará mejores en nuestro campo de estudio.
Es un poco contradictorio lo que en este momento siento al escribir estas palabras, puesto que, todo lo dicho anteriormente produce una gran sensación de satisfacción al pensar que se viene el tiempo del descanso, pero al mismo tiempo creo que, aún cuando he realizado este curso y he logrado un nivel de pensamiento más alto del que poseía antes de realizarlo, no estoy preparado para ejercer la profesión docente. Es decir, no creo poseer las armas ni técnicas (si así pudieran llamarse) para realizar o desempeñar una buena labor, que en otras palabras implica crear en los estudiantes el aprendizaje que realmente debieran lograr.
Pero no todo es problema en la vida, a través de este curso aprendí otras cosas bastante buenas para mi, también pude lograr ejercer mi derecho a opinión (aunque muchas veces fuera sólo para transmitir palabras de otras personas y no elaboradas por mi) a través de la escritura en el edublog. Creo que esto fue la alternativa más novedosa de evaluación que había tenido, puesto que requiere de un nivel de conocimiento e información más elevado que la tradicional prueba que mide sólo ciertos criterios.
Es cierto, se acaba todo, pero lo único que no se acaba y creo que nunca se va a acabar, como alguna vez lo dijo la profesora, es la responsabilidad que tenemos como futuros profesionales de la docencia.
Este es el futuro que hemos elegido y creo que todos lograremos alcanzar nuestras metas algún día.

martes, 3 de julio de 2007

Las Evaluaciones Nacionales

En Chile, al igual como se practican evaluaciones internacionales como PISA, LLECE, TIMSS, etc. se realizan otro tipo de evaluaciones como lo son el SIMCE y la prueba PSU.
Comenzaremos a hablar sobre el SIMCE. Según el gobierno de Chile, en su página web, el SIMCE es el sistema nacional de evaluación del Ministerio de Educación de Chile, cuyo propósito principal es contribuir al mejoramiento de la calidad y equidad de la educación informando sobre el desempeño de los alumnos y alumnas en distintas áreas de aprendizaje. SIMCE es el sistema de evaluación más antiguo de Latinoamérica. Viene funcionando anualmente y en forma ininterrumpida desde 1988; sus orígenes se remontan a inicios de la década de los '80. Las pruebas SIMCE son censales: se toman a todos los alumnos y alumnas de 4° Básico, 8° Básico o 2° Medio.
Más allá de los resultados generales y los niveles de logro alcanzados por los escolares, los datos de las pruebas Simce aportan información sobre características del sistema educacional que no siempre son evidentes. Entre ellas figuran las diferencias entre hombres y mujeres y el hecho de que los estudiantes que rindieron los tests del año pasado han cursado todos sus estudios bajo la reforma educacional.
Por otra parte, existe también la Prueba de Selección Universitaria, PSU, que consiste en un conjunto de nuevas pruebas que intentan mantener un solo sistema de selección y admisión a la universidad. Dicho sistema será para las universidades pertenecientes al Consejo de Rectores, como también para las universidades privadas que, voluntariamente, deseen exigirlas en sus respectivos procesos de selección. En la prueba de selección para el año 2007, rindieron la Prueba de Selección Universitaria 211.251 postulantes de todo el país. A partir del año 2003, la batería de pruebas de selección se alinea con el Marco Curricular, para ello se fijó la noción de referencia curricular con relación a los contenidos mínimos obligatorios de cada subsector. Teniendo presente esto, la actual batería esta compuesta por instrumentos estandarizados cuyo objeto es medir un conjunto de habilidades cognitivas necesarias para proseguir estudios de nivel superior. Por lo tanto, estas pruebas se han definido como pruebas de razonamiento que evalúan las habilidades cognitivas y los modos de operación y métodos generales aplicados a la resolución de problemas asociados a los Contenidos Mínimos Obligatorios.
En resumen, sólo una "correcta" evaluación permite identificar estrategias exitosas que se puedan aplicar en forma masiva. Es sencillo usar una basada en el uso de libretos o guiones evaluados cuidadosamente (lo que facilita su uso por el maestro), pero es difícil asesorar continuamente a cada profesor, ya que intentar hacerlo a escala nacional exigiría muchos asesores de alto nivel. Y eso, además, sería algo imposible de poner en práctica.

El Contrato Didáctico

Hola a todos. Luego de un largo receso vuelvo para enmendar un pequeño error que tuve dentro de la lista de los temas para publicar. Es así como hoy publico esta pequeña reflexión sobre el Contrato Didáctico, aquí les va.
La vida del aula se materializa en las relaciones pedagógicas profesor – alumno que en ella se producen, por lo que en sí constituye un fenómeno de interacción social demasiado complejo. Para algunos autores la vida dentro del sistema aula es un campo de problematización permanente, pues en ella entran en conflictos los intereses y necesidades de actores que a veces se encuentran en posiciones opuestas, por lo que “llegar a comprender la vida y el trabajo dentro del aula supone reconocer que todos los días entran en interacción diferentes culturas en cada una de las clases, que todo lo que entra al centro contiene códigos, sean estos pedagógicos, organizativos, sociales, etc.” (Martínez, J.B. 1998:98).
Por consiguiente y de acuerdo a cómo se entienda la relación pedagógica profesor – alumno en la construcción de los sentidos curriculares, es decir, el conjunto de todas esas reglas que norman la relación profesor – alumno, necesariamente implica una negociación, lo que llamaremos Contrato Didáctico. Las ideas acerca de este contrato didáctico se basan por una parte en Guy Brousseau y, por otra, en los aportes que hace Regine Douady sobre el tema.
Según Brousseau (1986) se llama contrato didáctico al “conjunto de comportamientos del profesor que son esperados por los alumnos y al conjunto de comportamientos de los alumnos que el profesor espera de ellos”.
De estas últimas palabras podemos concluir que tanto el profesor como el alumno construyen una imagen recíproca del papel que deben desempeñar, de los comportamientos deseables, de las expectativas de sus respuestas y reacciones, de los lances sucesivos del juego que están jugando.También, creo que es necesario tener en cuenta que el contrato didáctico depende, en gran medida, de la estrategia de enseñanza adoptada por el profesor, adaptándose a diversos contextos como los objetivos del curso, el tipo de trabajo pedido a los alumnos, las condiciones de la evaluación, etc.